07/10/2016
Por el título, podría tratarse un cuento mágico de esos en los que se buscan tesoros y ocurren todo tipo de peripecias, si no fuera porque en este caso (ampliamente divulgado en toda la prensa nacional) el niño era un aspirante a “youtuber” y el buscador una macro-empresa llamada Google que obtiene pingües beneficios de la publicidad online y que ha está siendo investigada por la Comisión Europea por presuntos abusos de su posición dominante en, entre otros, el mercado de la publicidad de los motores de búsqueda en línea. La trama de esta historia se ha saldado con una factura de infarto de 100.000 euros para los padres del menor, que, al parecer sin darse cuenta, abrió una cuenta de Google Adwords. La deuda ha sido posteriormente condonada por la compañía Google, suponemos que motivada no tanto por un sentimiento de benevolencia, sino por el más pragmático de evitación del daño que la publicidad negativa derivada de este caso habría podido causarle.